Nosotros
En Fuego Nórdica creemos que el calor no sólo se siente, también se crea.
Nacimos en Teziutlán, donde el frío de la sierra invita a encender la leña del alma, y de ahí surgió nuestra inspiración: chimeneas de bioetanol elaboradas con piezas de madera que conservan la forma original del árbol del que provienen. Cada una cuenta una historia de la Sierra Norte de Puebla, donde la naturaleza dicta el diseño y el tiempo talla su carácter.

Nuestro emblema, un petirrojo con el fuego en el pecho, simboliza esa chispa que une la vida, el calor y la belleza natural: un fuego que no destruye, sino que transforma.
Trabajamos exclusivamente con madera caída de forma natural, ya sea por deslaves, relámpagos o porque se encontraba en zonas de riesgo. Este respeto por el ciclo natural nos permite aprovechar maderas únicas y exóticas como Salamanca, zopilotillo, cedro, caoba, mango y ciprés, cada una con su textura, aroma y espíritu propio.
En Fuego Nórdica cuidamos cada etapa del proceso.
Colaboramos con artesanos de la Sierra, desde los recolectores que buscan piezas singulares hasta los carpinteros y herreros de Teziutlán, que dan forma al fuego con manos y oficio. Además, mantenemos un programa anual de reforestación, porque por cada árbol que nos da materia, sembramos la promesa de un nuevo bosque.
Fuego Nórdica: donde el calor se hace arte y la naturaleza encuentra su segunda llama.